viernes, 22 de mayo de 2020

Historia del fútbol argentino - 1921-1930 - Duelos rioplatenses

Si bien nuestro espacio habla del fútbol argentino desde sus comienzos hasta la actualidad, es imposible no hacer un apartado sobre lo que fue ese grandioso Uruguay de la década del 20, coronándose, nada más y nada menos, que en el primer Mundial oficial de fútbol profesional.

Como mencionamos anteriormente, la rivalidad entre Argentina y Uruguay creció mucho en este período. Los uruguayos ya no eran los reinantes campeones de América, sino que tenían otro fiel competidor que trabajó duro para arrebatarle los títulos en los siguientes campeonatos.

Primero, repasamos los duelos rioplatenses en el Sudamericano:
1921: Argentina 1 - 0 Uruguay
1922: Argentina 0 - 1 Uruguay
1923: Argentina 0 - 2 Uruguay
1924: Argentina 0 - 0 Uruguay
1926: Argentina 0 - 2 Uruguay
1927: Argentina 3 - 2 Uruguay
1929: Argentina 2 - 0 Uruguay



La supremacía "charrúa" por sobre la argenta ya no era tal. Esta década fue un antes y un después para marcar un nuevo camino internacional argentino. La paridad fue su característica principal, y en las estadísticas de los enfrentamientos entre sí, se puede observar. 
Aunque es innegable, que los títulos y partidos importantes del '20 quedaron en manos de los orientales.

1924 fue un año especial en el calendario mundial. Por octava vez se disputaron los Juegos Olímpicos, con París como sede, dejando la primera victoria del fútbol Sudamericano. Uruguay se consagró campeón en el estadio olímpico de Colombes, siendo éste un éxito sensacional. La fama de los orientales se extendió por el mundo y, naturalmente, a nuestro país, lo que generó que se le designe como organizador del primer Mundial de fútbol.
Argentina, esta olimpiada, no participó.

Foto del equipo argentino de 1924, que venció a Uruguay, actual campeón olímpico, por 2-1 en el estadio de Sportivo Barracas.
De pie: Fortunato, Tesoriere, Médici, Solari, Bearzotti y A. celli. Hincados: Tarascone, E. Celli, Sosa, Seoane y Onzari

Se barajó, entonces, la posibilidad de que Argentina enfrentara a los campeones olímpicos. Esa idea se concretó el 2 de octubre de 1924 ya que tres días antes la cancha de Sportivo Barracas se desbordó de gente, teniendo que suspender el encuentro.
Los uruguayos, confiados, aceptaron el desafío aunque pidieron que se instalara un alambrado en todo el perímetro para evitar invasiones de público al campo de juego. Este, que fue colocado con rapidez, recibió el nombre de "olímpico". La gente que presenció ese encuentro, asistió a una inolvidable victoria argentina, que disfrutó del honor de ser el primero que derrotara a la Selección campeona de París. Este partido no fue recordado solo por el score, sino también por el grandioso gol olímpico que convirtió César Onzari. Hacía pocos días que el gol directo de córner era válido, por tal motivo, el argentino fue el primero en lograrlo.

Imagen captada del primer gol olímpico oficial, convertido por Onzari.

Si hacía falta una confirmación de los enormes progresos que había hecho el fútbol sudamericano, el campeonato olímpico realizado en Amsterdam, en 1928, fue la auténtica comprobación de la supremacía que muchos aficionados empezaban a reconocer.
A favor de haber participado Italia, Suiza, Países Bajos, Bélgica y Francia, además de otras formaciones de mucho menor poderío, fueron los argentinos y uruguayos quienes protagonizaron el encuentro final. 
Para decretar al ganador, se jugaron dos encuentros. El primero terminó igualado en uno, mientras que en el segundo, Uruguay se impuso por 2-1, adjudicándose el mote de bicampeón olímpico. Esta definición entre los dos conjuntos sudamericanos, en un certamen en el que participaron varios de los países más calificados futbolísticamente, representó el espaldarazo definitivo para el pujante fútbol de Sudamerica.
Si bien la "albiceleste" comenzó a derrotarlo y demostró que los "charrúas" ya no eran un equipo invencible, éstos arrasaron durante la época con casi todas las competiciones en donde participaron. Esta consagración, solo fue un anticipo de lo que pasaría dos años más tarde.

Foto del arco uruguayo en la segunda final de Amsterdam 1928, frente a Argentina

En aquella época, a diferencia de ahora, las rachas y los buenos resultados se sostenían en el tiempo. Si bien cada momento de gloria también acaba, Uruguay fue el principal candidato a quedarse con la primera Copa del Mundo oficial. Algunas de las razones fueron porque jamás habían perdido un torneo organizado por ellos, porque eran los bicampeones vigentes de los JJOO, por su manera de jugar y su capacidad goleadora y por la cantidad de personas que movían en cada competición deportiva, lo que los haría más locales que nunca.
1930 dio comienzo a una saga magnifica de competiciones mundiales, donde se enfrentaban las mejores países de cada época, o los que más poder tenían.

Así se movilizaba el pueblo uruguayo partido tras partido, en la primera Copa del Mundo

En 1925, al encontrarse casualmente en una calle de Ginebra (Suiza), el diplomático uruguayo Enrique Buero y Jules Rimet trazaron impensadamente las bases de la realización del primer campeonato mundial. Rimet, fue quien más bregó para que se realizara la magna competencia.
El dirigente francés dedujo a través de la conversación que la Asociación Uruguaya de Fútbol aceptaría su organización y afrontaría el gran honor, pero también el serio riesgo de hacer frente a la reglamentación económica de la competencia, que obligaba al país organizador a correr con los gastos de traslado y alojamiento de todas las delegaciones participantes.
La reiteración del triunfo uruguayo en los Juegos Olímpicos de 1928, además de refirmar una capacidad futbolística, pareció consolidar un derecho y acentuar la simpatía en el país, a través de sus notables futbolistas, que habían suscitado.

Logo oficial del Mundial de Uruguay en 1930

La casi unánime aceptación de la sede "charrúa" sufrió un brusco cambio poco después, y en el Congreso de Budapest en 1930 se cuestionó el lugar designado, al que se calificó de "inaccesible". Este fue el motivo por el cual sólo cuatro naciones europeas decidieron enviar a sus jugadores, y dos de ellas luego de superar dificultades que parecían insalvables.
La Asociación Francesa había desistido de participar y fue preciso que Jules Rimet realizara activas gestiones para obtener el consentimiento de los jugadores y de las autoridades de los clubes para que Francia estuviera representada con un plantel competitivo. También fue preciso que el Rey Carol de Rumania intercediera ante el director de la compañía en la que estaban empleados los jugadores y, al fin, el permiso fue acordado.

Uruguayos en acción. Mundial 1930

El honor recibido significaba para los uruguayos un severo compromiso por una razón fundamental: carecían del estadio adecuado para la realización de los principales partidos. Con una celebridad encomiable, la obra estuvo terminada poco antes del comienzo del certamen.
Los primeros ocho partidos se disputaron en el Parque Central, y la inauguración del estadio Centenario se produjo el día de la fecha patria uruguaya, el 18 de julio, con el cotejo que los locales le ganaron, con cierta dificultad, a Perú por 1-0. Los trece equipos participantes, incluido el organizador, fueron divididos en cuatro zonas cuyas cabezas de serie fueron: Uruguay, Brasil, Argentina y Estados Unidos.
El desarrollo de la primera copa no ofreció mayores sorpresas. Argentinos y uruguayos mostraron una categórica superioridad sobre los rivales que enfrentaron, por lo que fueron señalados como los destinados a disputar el título, especialmente porque Brasil, ante la ausencia de sus jugadores paulistas, había presentado un equipo que no era la cabal representación de su mejor fútbol.
En semifinales, Argentina venció fácilmente a Estados Unidos y Uruguay, nuevamente con esmero, derrotó a Yugoslavia, quien se vio privado de un gol que el árbitro anuló luego de haber concedido como válida la jugada previa. El enojo de los europeos fue tal, que en forma de protesta no se presentaron a disputar el encuentro por el tercer puesto.

Foto de la primera Copa del Mundo (Jules Rimet) y del estadio Centenario, en Montevideo.

Clasificados los dos equipos rioplatenses y favoritos, Argentina disputó esa final disminuido, ya que a Francisco Varallo se lo hizo jugar sin estar en un plenitud física, mientras que Luis Monti actuó notoriamente afectado por algunas amenazas que sufrió antes del encuentro.
El primer tiempo finalizó con victoria parcial argentina por 2-1, aunque en la segunda parte los uruguayos relucieron su clásico temperamento, basado en una mayor fortaleza moral y física, dando vuelta el resultado por 4-2.
De esta manera, Uruguay lograba su primer campeonato del mundo, que sumado a sus dos olímpicos, lo condecoró como el grandísimo primer campeón mundial.

Foto del primer equipo campeón del Mundo. Uruguay 1930
Arriba: Andrade, Gestido, Nasazzi, Ballestero, Mascheroni y Lorenzo Fernández
Abajo: Dorado, Scarone, Anselmo, Cea e Iriarte

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