jueves, 21 de mayo de 2020

Historia del fútbol argentino - 1893-1920 - Post Alumni

Los años siguientes a la desaparición de Alumni demostraron grandes ineficiencias dirigenciales. Durante la década de '10, florecieron dirigentes poco amantes del fair play, que era uno de los fuertes atributos del juego británico.

De todas formas, no puede afirmarse que la disolución de Alumni haya marcado un declive en el fútbol nacional, ya que si bien se perdió al mejor equipo hasta ese momento, otros habían nacido y comenzaban a forjar a sus jugadores. Con el vigoroso impulso de los clubes y con la creciente habilidad futbolística, poco a poco se iría borrando de las mentes al equipo más ganador hasta ese entonces.
Sin embargo, si hubo factores que contribuyeron al desmejoramiento orgánico, generado en buena parte por el extraordinario aumento de equipos de primera división, consecuencia de la escisión de 1912. El incremento de conjuntos señalaba el auge que el fútbol tomaba, pero demostraba que era necesaria también una organización adecuada. El fútbol estaba completamente dividido entre asociacionistas y federacionistas, que pujaban por la supremacía. Y en esa época fue cuando comenzó a brillar Racing Club (integrante de la Asociación) que ganó consecutivamente los campeonatos desde 1913 hasta 1919, racha que cortó River Plate en 1920.

Esta década, considerada una de las más infames de nuestro fútbol, llevó a que en 1919 se produjera la segunda escisión. Otra división más provocada por las entidades más importantes, que deseaban asumir la dirección cabal de la Asociación, prácticamente en manos de una mayoría compuesta por clubes de escasa responsabilidad económica y reducido volumen social. El amateurismo marrón, a la par, crecía y la moral general del deporte declinaba con rapidez. Como al parecer no había posibilidad de reacción dentro del régimen existente, un grupo calificado de clubes abandonó la vieja casa y constituyó la Asociación Amateurs, que realmente fue una aspiración simpática, muy difícil de alcanzar debido a que el utilitarismo avanzaba estimulado inconscientemente por los dirigentes de última hora, ajenos por completo a ese ideal. Lo más representativo de la Asociación se agrupó en la nueva entidad y la antigua asociación quedó con fuerzas muy pobres para oponerse al pujante organismo que acababa de crearse.

Esa lucha enconada duró siete años y en su transcurso ambos mandos echaron mano a cuantos recursos les parecieron apropiados para afianzar su propia tendencia y conducirla al triunfo, aunque sembraron un camino de males sin remedio. El cisma de 1912 desconcertó al área metropolitana, mientras que el de 1919 al interior del país. Durante esa puja las reglamentaciones fueron relajándose y la indisciplina e inmoralidad se difundieron como torrente, amparadas por una licencia que unos y otros se veían obligados a conceder por temor a las deserciones.


El profesionalismo encubierto, mal que se trataba de eliminar, se extendió y otra rígida línea institucional pudo ser acomodadas a las necesidades de cada grupo, con evidente menoscabo del deporte. Producida la nueva división de 1919 pasaron a integrar la Asociación Amateurs la mayoría de las instituciones de más trascendencia como Independiente, Racing, River, San Lorenzo, Gimnasia LP, Vélez Sarsfield, Platense y Tigre (además de otras de menor renombre).
En la Asociación Argentina quedaron Boca, Huracán y Estudiantes LP como los más representativos y serían los dos primeros ganadores de todos los certámenes disputados desde ese entonces hasta la unificación que se produciría en 1926.

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