jueves, 5 de septiembre de 2019

Corazón de león


A pesar de tener todas en contra, Diego Schwartzman disputó el encuentro de cuartos de final del US Open 2019 con total naturalidad. El "peque", que venía de vencer al top ten Alexander Zverev en 4 sets, buscaba acceder por primera vez a una semifinal de Grand Slam.

En la previa del partido, una historia de instagram lo mostraba relajado y tranquilo. Es que haber alcanzado su segundo QF de GS en tres años lo abalaba. También, saber la instancia en la que se encontraba, como había llegado a ella (disputó 13 sets y ganó 12) y a quien enfrentaría (Rafael Nadal. N°2 del Mundo y 0-7 en el historial).

El mallorquín, titulado por Diego luego como un "león de la selva", buscaba acceder a una nueva semifinal, sobretodo con el cuadro favorable que se le presentaba ante las eliminaciones de Novak Djokovic (N°1 del Mundo) y Roger Federer (N°3 del Mundo).

El encuentro comenzó intenso. El español se puso rápidamente 4-0 y parecía que se llevaría una victoria fácil. Pero el "peque" que fue de menos a más, comenzó a poner a su rival en aprietos. 4-4 e ilusión. Parecía que el argentino se llevaría el primer set luego de una remontada heroica y oportunidades para el 5-4, aunque Nadal sacó ventaja en el marcador y nunca más corrió de atrás.

A pesar de hacer levantar a la gente de sus asientos, Schwartzman no podía quebrar a Rafa. El mejor punto del partido se dio en el segundo set, tras un lindo rally que terminó con el revés del argentino. Muchas luces, pero de a ratos, le permitieron ponerse cerca del marcador aunque nunca llegó a igualarlo.

Ya dos sets abajo y conociendo la monstruosa marca de Nadal (132-1 en GS tras ganar los primeros dos sets), se dedicó a disfrutar del encuentro y terminó derrotado en el último por 6-2.

Que sea el mejor argentino del ranking (superando a Juan Martín Del Potro y a Guido Pella) da indicios de algo. En el último tiempo se lo vio más fuerte desde lo físico (a pesar de su estatura), más combativo y con un poder de juego atrapante, adaptándose a cada jugador para sacar lo mejor de él.

Otra gran experiencia vivió en la ciudad neoyorquina, aunque otro le hubiese gustado que sea el resultado. Más que reprochar, sentir orgullo y darle fuerzas para lo que viene. Tan solo 27 años y la mitad de su carrera por delante, "peque" pareciera estar en lo alto de la cima.


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